Presentación realizada viernes 25 de abril, 20:00 h., sala 2-Cine Doré
(Próximas presentaciones: viernes 16 mayo 18h. Real
Escuela Superior de Arte Dramático, Avda. Nazaret, 2); viernes 20 junio 20h. Cineteca
Matadero durante la Semana de la Música)
Fotografías y grabaciones RTVDoc-Servicio Documentación Multimedia-Universidad Complutense Madrid
(Vídeos subidos a YouTube desde el Servicio)
Ficha técnico-artística
Director:
José del Río Esteban. Productora: Tirabeque Producciones. Director de
fotografía: Guillermo Benarroch. Guión: José del Río, Julia Royo. Jefe de sonido:
Kutu de la Puente. Ayudante de dirección: Francisco M. Torralba de Lara. Cámaras:
Daniel González, Rafael Albaladejo, Julia Royo, Nacho Valenzuela, Luis Carmona.
Eléctricos: José Ángel Blanco, Héctor Cañizares, Fernando Vilas. Montaje: José
del Río, Francisco M. Torralba de Lara, Daniel González. Foto-fija y postproducción de imagen: Nacho Valenzuela. Postproducción
de audio: Kutu de la Puente.
Intervinientes: los miembros de los conjuntos
instrumento-vocales Hippocampus y La Capilla Real de Madrid.
Género: documental. Año: 2014. País: España. Duración: 92 minutos. Soporte
de proyección: Blu-ray.
Biofilmografía
José
del Río, nacido en Madrid en 1970. Entre sus obras destacan: Un. Una (2003), Té y Café
(2005), Jauja (2007), Escultura cartón (2010) y el documental Bach en Madrid, de 2014. Tirabeque Producciones.
Notas
de dirección
En
octubre de 2010 establecí el primer contacto con el director de orquesta Óscar
Gershensohn. Gershensohn me contó que llevaba siete años representando la
música religiosa de J. S. Bach, que estos conciertos formaban parte de un ciclo
que finalizaría en diciembre de 2012 y cuyo objetivo era el de interpretar, por
primera vez en nuestro país, la integral de la obra sacra de Bach.
Desde
un punto de vista argumental, el ciclo reunía tres características que le daban
su singularidad y que era necesario destacar: era de entrada libre, los
conciertos se interpretaban en todas las iglesias de Madrid (incluidos los
barrios periféricos) y, por último, se había invitado a participar a la mayoría
de las orquestas barrocas españolas (al final serían 22 grupos de 10
comunidades autónomas).
Al
final de la conversación, Óscar y yo estábamos convencidos de la necesidad, por
no decir obligación, de dejar testimonio cinematográfico del ciclo.
Por
un lado estaba la música, y por otro,
los músicos y todos aquellos cuyo trabajo consistiera en sacar adelante
el ciclo. Había que mostrar las dificultades profesionales y los sacrificios
personales que conlleva un proyecto de esta envergadura. Finalmente, también había
que dar respuesta a una serie de preguntas que tenían que dar sentido a la
película: ¿qué legado iba a quedar cuando los conciertos finalizaran?; ¿tendría
continuidad el ciclo o, por el contrario, se trataba de algo que iba a ser flor
de un día?; ¿podíamos estar frente al vértice sobre el que asentar las bases
para un desarrollo sólido de la música y, por tanto, de buena parte de la
cultura española?
Bach
en Madrid es el
largometraje que cuenta esta aventura musical.
Bach en Madrid: entrevista
a José del Río por el director de cine Ken Rodgers
P.--¿Qué
es lo primero que te interesó de la película y cómo llegaste a interesarte en
la filmación de Bach en Madrid? ¿Se
trataba de un encargo o fue una idea original desde su creación hasta la
finalización de la producción?.
R.--Doscientas
Cantatas, dos Pasiones, Motetes, Misas, Oratorios. Estamos hablando de un ciclo
de dimensiones enormes. Interpretarlo en una ciudad es algo bastante
excepcional; en España no había ocurrido nunca, y son muy pocas las veces que
ha ocurrido a nivel internacional. Lo primero que me llamó la atención es que
un evento de estas características no estuviese siendo registrado en ningún
formato audiovisual. Para mí es impensable no dejar testimonio documental de
que, en un tiempo y en un espacio determinado, unos músicos estaban luchando
por conseguir un hito musical en la historia musical española.
P.--Desde
su origen, pasando por su financiación, su edición, hasta su distribución, ¿cuál
fue el proceso de producción de Bach en Madrid?
R.--El
desafío mayor era condensar nueve años de trabajo, que es lo que tardaron las
orquestas en interpretar la integral de la música de Bach, en 90 minutos de
película. Desde el principio fuimos
tomando una serie de decisiones para dar unidad al proyecto. Por un lado, no quería que la música dominase
el documental. Pensé que era un error habitual en este tipo de trabajos.
Nuestro planteamiento fue que la imagen, entendiendo por imagen la película
audiovisual, debía estar a la altura de
la música. Podía ser una misión casi imposible; frente a nosotros teníamos
probablemente la mejor música jamás escrita, pero tenía que ser nuestra
aspiración. Por otro lado, no quería hacer una película que recrease la vida de
Bach, con pelucas y todo eso. Quería hacer un documental en tiempo presente,
que recogiese los problemas de unos músicos que tienen una tarea profesional muy
difícil, y que también tienen su propio
día a día, con todas las dificultades, rutinas y ventajas de cualquier persona que
vive en una gran ciudad, en este caso Madrid.
Finalmente,
la otra cara que quería mostrar era el público, que al final siempre es el juez
de todo esto. Estaba convencido de que enseñar toda esa “carpintería”, toda esa
“trastienda”, iba a ser más interesante
e iba a dar mucho más juego.
Empezamos
a buscar el aspecto visual que debía presentar
el documental. Determinamos que Bach
en Madrid es una película que trata de la música sacra de Bach, una música
que en su día estaba pensada para comunicarse con Dios, por lo que creía que tenía que dar la
impresión de algo grande, y de apariencia majestuosa. Por fortuna, la mayoría
de las Iglesias fueron muy generosas y nos facilitaron sus salas, bibliotecas y
espacios para poder rodar la película. De entre todas, quiero destacar a la Parroquia
Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro: aparte de tener un magnífico
templo, nos facilitaron muchas de las localizaciones que aparecen en Bach en Madrid.
Rodamos
muchísimo material. Más de 100 horas entre ensayos, entrevistas, conciertos,
etc. Primero hicimos un esquema en una pizarra de cómo creía que tenía que ser
la película, con sus tres actos, sus conflictos, su clímax, dónde debía ir cada
bloque temático, etc. Íbamos montando en fases. No quería juntarme con todo el
material y empezar de cero. Primero,
hicimos una pieza de veinte minutos. Dejamos pasar unos meses en los que
seguimos grabando, añadiendo bloques temáticos. Luego hicimos una de cuarenta
minutos. Después, otra vez a empezar hasta que alcanzamos los sesenta minutos.
Entraban secuencias nuevas, se caían otras que ya estaban montadas,
recuperábamos material que habíamos descartado por falta de encaje. Y por fin
atacamos la pieza de noventa minutos.
(Extracto de una entrevista publicada el 2 de marzo de 2014 en Yareah Magazine, edición en inglés, revista cultural internética)